EL CONSTRUCTOR
En estas fechas, todos felicitamos con mensajes de paz y amor.
Al sentarme frente al ordenador sentí
que mi mensaje no podía limitarse solo a hablar de estas palabras. Sentí que tenia
que ir más allá; La paz y el amor son el
resultado que todos deseamos, pero, ¿cuál
es el camino para llegar allí? De este
camino quiero hablaros.
Construir un mundo mejor es posible si tenemos las herramientas necesarias. La buena
voluntad existe en todos, pero no es suficiente. El constructor que hay en
nosotros debe hacer acto de presencia, y por supuesto, nosotros permitirle
pasar a la acción.
El fuego nos puede calentar o quemar. De la misma manera una crítica
puede ser constructiva o destructiva. Todo depende de cómo la recibimos. En nuestra sociedad competitiva la palabra
crítica es asumida directamente como destructiva; genera en nosotros un
sentimiento de no haber estado a la altura y la culpa aparece. Como el agua busca el camino para llegar al
mar, la culpa sinuosamente crece y nos tortura. Resultado, nos paralizamos y seguimos
en el tormento.
Hay muchas formas de hacer la guerra, no solo con un arma.
Las palabras hieren, pero parémonos un momento a pensar, ¿por qué? En realidad,
no son las palabras que nos hacen sufrir,
sino la crítica en sí. Nos
sentimos rechazados por no estar a la altura. El laberinto empieza. Del dolor
nace el enfado que nos lleva a la ira, y
de allí, al odio.
De la guerra a la paz solo hay un paso: el amor. ¿Queremos paz en este mundo? Entonces, debemos
aprender a generar críticas constructivas pero sobretodo, a verlas como
constructivas y no destructivas. Sería un gran paso para la humanidad. Cuando
las vemos como positivas, podemos transformar y poner el constructor en marcha.
En otras palabras, pasar a la acción y transformar. Si nos cerramos en el laberinto
de la culpa o huimos haciendo ver que no ha pasado nada, no podremos mejorar.
Cuando entendemos que somos responsables de lo que sentimos y
dejamos de culpar a los demás por lo que nos dicen, el constructor puede
empezar a trabajar. ¿Cómo? Darnos cuenta que no es la crítica en sí, sino el
efecto que ha causado en nosotros lo que debemos transformar. No nos rechazan a nosotros, están rechazando una
acción. Cuando entendemos esto, no hay lugar para el sufrimiento. Es el
momento de poner todo el amor en acción, el amor hacia uno mismo. Desde allí
veremos en la crítica una gran oportunidad para aprender y crecer. El
constructor podrá entonces crear todo lo que sea necesario para mejorar.
Cuando nos estancamos, no avanzamos. Cuando construimos, nos
sentimos mejores personas. ¿Queremos un mundo mejor? Entonces, empecemos por
nosotros mismos. Dejemos de juzgarnos y castigarnos tan duramente y empecemos a
construir. El constructor esta en cada uno de nosotros, solo tenemos que
escucharlo. Silenciando la voz del juicio, que grita nuestra culpabilidad, escucharemos
al constructor. Él os llevará donde
vuestros sueños quieren llegar. Podréis hacer posible lo imposible.
¿Cuáles son mis deseos para vosotros? ¿Amor?, ¿salud?,
¿dinero? O ¿MUCHAS CONSTRUCCIONES? Me quedo con la última. Está os llevará a
las anteriores. Sacar de la jaula a vuestro constructor. La puerta está
abierta; siempre lo ha estado, solo que la mente no os dejaba ver. Pasar a la acción, edificar todo lo que nace de vuestro
interior. Ser lo que sois: unos grandes
constructores. Esté es el camino a la felicidad.
Ahora que he expresado mis deseos para todos vosotros, solo
me queda daros las gracias. Gracias por formar parte de mi vida, gracias por
ser y estar y por todos los momentos compartidos en este 2015. Cada uno de
vosotros habéis sembrado algo en mí y yo en vosotros. Así funciona la magia de
la vida, dar y recibir, es el camino del amor.
A través de estas vivencias hemos aprendido juntos y mi deseo es que
sigamos este precioso camino en el 2016.
Ser felices.
FELICES FIESTAS.
Un abrazo
Martine Rast
Boillat
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