viernes, 18 de diciembre de 2015



EL CONSTRUCTOR

En estas fechas, todos felicitamos con mensajes de paz y amor.  Al sentarme frente al ordenador sentí que mi mensaje no podía limitarse solo a hablar de estas palabras. Sentí que tenia que ir más allá; La  paz y el amor son el resultado que todos deseamos, pero,  ¿cuál es el camino para llegar allí?  De este camino quiero hablaros.

Construir un mundo mejor es posible si  tenemos las herramientas necesarias. La buena voluntad existe en todos, pero no es suficiente. El constructor que hay en nosotros debe hacer acto de presencia, y por supuesto, nosotros permitirle pasar a la acción.

El fuego nos puede calentar o quemar. De la misma manera una crítica puede ser constructiva o destructiva. Todo depende de cómo la recibimos.  En nuestra sociedad competitiva la palabra crítica es asumida directamente como destructiva; genera en nosotros un sentimiento de no haber estado a la altura y la culpa aparece.  Como el agua busca el camino para llegar al mar, la culpa sinuosamente crece y nos tortura. Resultado, nos paralizamos y seguimos en el tormento.

Hay muchas formas de hacer la guerra, no solo con un arma. Las palabras hieren, pero parémonos un momento a pensar, ¿por qué? En realidad, no son las palabras que nos hacen sufrir,  sino  la crítica en sí. Nos sentimos rechazados por no estar a la altura. El laberinto empieza. Del dolor nace  el enfado que nos lleva a la ira, y de allí, al odio.

De la guerra a la paz solo hay un paso: el amor.  ¿Queremos paz en este mundo? Entonces, debemos aprender a generar críticas constructivas pero sobretodo, a verlas como constructivas y no destructivas. Sería un gran paso para la humanidad. Cuando las vemos como positivas, podemos transformar y poner el constructor en marcha. En otras palabras, pasar a la acción y transformar. Si nos cerramos en el laberinto de la culpa o huimos haciendo ver que no ha pasado nada, no podremos mejorar.

Cuando entendemos que somos responsables de lo que sentimos y dejamos de culpar a los demás por lo que nos dicen, el constructor puede empezar a trabajar. ¿Cómo? Darnos cuenta que no es la crítica en sí, sino el efecto que ha causado en nosotros lo que debemos transformar. No nos  rechazan a nosotros, están rechazando una acción. Cuando entendemos esto, no hay lugar para el sufrimiento. Es el momento de poner todo el amor en acción, el amor hacia uno mismo. Desde allí veremos en la crítica una gran oportunidad para aprender y crecer. El constructor podrá entonces crear todo lo que sea necesario para mejorar.

Cuando nos estancamos, no avanzamos. Cuando construimos, nos sentimos mejores personas. ¿Queremos un mundo mejor? Entonces, empecemos por nosotros mismos. Dejemos de juzgarnos y castigarnos tan duramente y empecemos a construir. El constructor esta en cada uno de nosotros, solo tenemos que escucharlo. Silenciando la voz del juicio, que grita nuestra culpabilidad, escucharemos al  constructor. Él os llevará donde vuestros sueños quieren llegar. Podréis hacer posible lo imposible.

¿Cuáles son mis deseos para vosotros? ¿Amor?, ¿salud?, ¿dinero? O ¿MUCHAS CONSTRUCCIONES? Me quedo con la última. Está os llevará a las anteriores. Sacar de la jaula a vuestro constructor. La puerta está abierta; siempre lo ha estado, solo que la mente no os dejaba ver.  Pasar a la acción,  edificar todo lo que nace de vuestro interior.  Ser lo que sois: unos grandes constructores. Esté es el camino a la felicidad.

Ahora que he expresado mis deseos para todos vosotros, solo me queda daros las gracias. Gracias por formar parte de mi vida, gracias por ser y estar y por todos los momentos compartidos en este 2015. Cada uno de vosotros habéis sembrado algo en mí y yo en vosotros. Así funciona la magia de la vida, dar y recibir, es el camino del amor.  A través de estas vivencias hemos aprendido juntos y mi deseo es que sigamos este precioso camino en el 2016.

Ser felices.

FELICES FIESTAS.

Un abrazo
Martine Rast Boillat


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